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INTRODUCCIÓN

La irrupción de Internet en la sociedad ha cambiado la forma en la que se entiende, consume y realiza el periodismo. Conceptos como la inmediatez o el libre acceso a la información han obligado a los medios a cambiar sus modelos clásicos para adaptarse a un contexto en el que la forma y rapidez con las que se presenta la noticia juegan un papel relevante a la hora de conseguir el éxito, un contexto en el que los medios deben competir no solo entre ellos, sino también con los usuarios de las redes sociales y creadores de contenido, sin renunciar por ello a su calidad como producto periodístico. Internet ha revolucionado y transformado el mundo de la comunicación, dando lugar a nuevos perfiles profesionales en los que las competencias y conocimientos informáticos son esenciales. El cuarto poder tradicional ha dado paso, en los últimos años, a un quinto poder compuesto por redactores web; la red se ha convertido en el espacio para compartir y debatir la información; y los medios digitales se han posicionado como la principal vía de información de la audiencia actual. Las noticias ahora se enlazan, hemos pasado de la creencia de que todas las noticias que merecen ser impresas” a la idea de que “todas las noticias que merecen ser enlazadas(Flores y Zaharía, 2018:16), y en este nuevo modelo los usuarios tienen la capacidad de decidir qué información quieren consumir, cuándo y dónde, es decir, la información se personaliza.


En este contexto, las bases de datos, las aplicaciones y las tecnologías de la información y comunicación, las TICS, han ganado una gran importancia gracias a que permiten procesar, comparar y analizar los datos y la información con mayor facilidad (Flores y Zaharía, 2018:16). A su vez, en medio de esta revolución digital surge una nueva forma de periodismo altamente relacionada con la informática. Nos referimos al periodismo de datos, una de las tendencias que con más fuerza se están implantando en los medios de comunicación en los últimos años.


El periodismo de datos como se conoce actualmente tiene sus inicios, según varios profesionales, en 2005, cuando Adrian Holovaty, periodista y programador estadounidense, puso en marcha ChicagoCrime.org, una página web que, combinando un código fuente de Google Maps y las estadísticas de las bases de datos del Departamento de Policía de Chicago  (Flores y Zaharía, 2018:16), permitía que los usuarios conociesen las estadísticas de crímenes del estado en función de sus intereses. El sitio web, ya difunto, puso el foco en la necesidad de que el periodismo trabaje con bases de datos y datos estructurados para completar las noticias, y desde entonces se ha visto un despegue del periodismo de datos, tal y como demuestra la publicación de varios libros dedicados al tema o el reconocimiento que han tenido varias propuestas adscritas a este modelo periodístico. Por ejemplo, PolitiFact, un proyecto de Tampa Bay Times (St. Petersburg Times por aquel entonces) que recoge las promesas electorales hechas por los presidentes de Estados Unidos para descubrir si se han cumplido o no (la página web, que surgió antes de las elecciones estadounidenses de 2012, comenzó analizando las promesas de Obama y actualmente se centra en las de Donald Trump), ganó el premio Pulitzer en 2009 por su labor periodística; en 2011, Simon Rogers, director del “Data Store” del periódico The Guardian, publicó la obra “Facts are Sacred: The Power of Data”, lo que demostraba el crecimiento del periodismo de datos, un crecimiento que se ha visto confirmado con la publicación, tres años más tarde, del “Manual del Periodismo de Datos Iberoamericano”.


Asimismo, es importante recordar que, en 2010, Julian Assange, fundador de Wikileaks y periodista y programador australiano, hizo público el vídeo “Asesinato Colateral” (Flores y Zaharía, 2018:16), que recogía el ataque aéreo en Bagdad de 2007 producido por el ejército estadounidense. Coincidiendo con las filtraciones de la página de Assange, ese mismo año se celebró la primera conferencia sobre “Data Journalism”.


En este contexto conviene señalar que varios investigadores sitúan los antecedentes del periodismo de datos en 1989, cuando Bill Detman, periodista del Atlanta and Constitution Journal, publicó “The Color of Money”, una serie de reportajes que demostraba, mediante el análisis de los préstamos que otorgaban las entidades de crédito de Atlanta, que a los afroamericanos se les exigía tener el doble de ingresos que a sus conciudadanos blancos para poder recibir el dinero a cambio de intereses (Flores y Zaharía, 2018:17). No obstante, dado que por aquel entonces no se contaba con las prestaciones que otorgan internet y las nuevas tecnologías, es más adecuado englobar “The Color of Money” en lo que se conoce como periodismo de precisión (Flores y Zaharía, 2018:17), un término utilizado por primera vez por Everette Dennis para designar los trabajos que aplicaban el “método científico” frente al enfoque literario del “nuevo periodismo”  y consolidado en 1973 por Philip Meyer en su libro “Precission Journalism”. Este tipo de periodismo, que se fue consolidando durante la década de los 80 gracias al desarrollo de la informática, se caracteriza por la aplicación del método científico al periodismo, y se define por el uso de las matemáticas y otras ciencias para interpretar los datos. Y, dentro del periodismo de precisión, conviene señalar el conocido como “periodismo asistido por computadora”, CAR, una modalidad en la que se utilizan los ordenadores para examinar las bases de datos y descubrir relaciones entre las estadísticas en los documentos informatizados.


Precisamente, el uso de las técnicas CAR unido a otras herramientas digitales como los gestores de bases de datos, los intranets, las hojas de cálculo o las aplicaciones en línea, entre otros, han permitido el crecimiento del periodismo de datos (Flores y Zaharía, 2018:17). De esta forma, los avances informáticos han transformado la profesión periodísticas y, más concretamente, el periodismo de investigación, permitiendo presentar la información utilizando nuevas técnicas para la visualización y procesamiento de los datos (Flores y Zaharía, 2018:17).

Podemos, por tanto, definir el periodismo de datos como una modalidad periodística englobada dentro del periodismo de investigación que utiliza los ordenadores y sistemas algorítmicos para buscar, contrastar, visualizar, combinar datos y proporcionar información de diferentes fuentes, tanto públicas como privadas  (Flores y Zaharía, 2018:17). Y el periodismo de datos, al igual que el resto de modelos periodísticos, también cambia conforme evolucionan las nuevas tecnologías y herramientas informáticas. De esta forma, los avances informáticos de los últimos años unidos a las nuevas necesidades del periodismo han dado lugar a las “News Apps Periodísticas”, unas aplicaciones de noticias que nacen de la unión entre el trabajo de los periodistas y los programadores (Crucianelli, 2013:66) y que permiten encontrar la información con mayor facilidad.